Uno de los sectores que cada vez manifiesta con mayor severidad la crisis capitalista en el país es el educativo. Desde educación básica hasta la universitaria, aspectos como la deserción escolar, la falta de profesorado, las fallas y deficiencias de las infraestructuras de escuelas, liceos y universidades, sumadas a las secuelas que deja la pandemia por COVID-19, son todos aspectos que agravan y restringen el acceso y la permanencia dentro del sistema educativo de cientos de miles de jóvenes venezolanos. A esto se suma la falta de perspectivas a futuro que se solía asociar con la educación superior, particularmente la universitaria, junto a la urgencia e inmediatez que implica la desesperada lucha por la supervivencia diaria. Todos estos son factores que cada día arrancan a muchos jóvenes de las aulas para arrastrarlos al mercado laboral o la emigración.
El fenómeno de la deserción escolar no es nuevo en Venezuela. La crisis aguda, que tuvo su pico en el período 2016-2018, llevó a una masiva emigración, principalmente entre la juventud, tanto recién graduados como de estudiantes. Para estos años contamos con las cifras y análisis de distintos estudios, como el realizado a finales de este período por Albarrán-Peña enfocado en la ULA [1]. De acuerdo al artículo publicado en la revista Educación y Humanismo en 2019, entre las principales razones para esta deserción estudiantil destacan la falta de oportunidades laborales futuras y las condiciones y dificultades socioeconómicas que se sumaron a los problemas derivados de las deficiencias en su formación escolar secundaria. Esta falta de perspectivas futuras y la desesperación de la situación eran el motivo principal para abandonar los estudios universitarios. A esto hay que agregar que los estados Mérida, Táchira y Trujillo tienen varias décadas entre los estados con mayor índice de suicidio [2]. Aunque el estudio estaba limitado a la ULA, esta es una situación que se repitió en todo el país y que a día de hoy se mantiene.
Ante la ausencia de cifras confiables por parte del Ministerio de Educación y del de Educación Universitaria, los datos disponibles generalmente provienen de ONG con claro perfil de derecha, como FundaREDES, o de consultoras asociadas con universidad privadas como la UCAB. Esta última publicó en 2021 un artículo [3] hablando de un estudio realizado por la consultora DEVTech Systems ese año en el que dicen que un 15% del estudiantado de educación básica y media abandonaron los estudios, es decir, cerca de 1,2 millones de estudiantes.
En 2023, la Red por los Derechos Humanos de los Niños, Niñas y Adolescentes (REDHNNA), que agrupa a fundaciones y organizaciones como Aldeas Infantiles, AC Red de Casas Don Bosco, AC Cátedra de La Paz y Derechos Humanos “Mons. Oscar A. Romero" de la ULA, CECODAP, Fe y Alegría, entre otras, publicó los resultados de la denominada Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) [4]. De acuerdo a este estudio, la disminución estimada de la matricula escolar para el año escolar 2021-2022 fue de 190mil estudiantes, esperando que esta cifra aumente para el año siguiente. Esto se traduce en un acumulado de incluso millones de jóvenes en edad escolar que no están estudiando. Para este año [5], los resultado de la misma encuesta de la REDHNNA, ENCOVI 2025, hablan de que el estimado acumulado de personas en edad escolar (6 a 18 años) es de más de 3,2 millones de venezolanos. Para muchas universidades públicas, la reducción acumulada de su matrícula estudiantil en la última década es en algunos casos de incluso 60%.
Adicional a los problemas que implicaron los primeros años de la pandemia, para muchos estudiantes culminando bachillerato se trató de la necesidad de entrar pronto al mercado laboral, especialmente cuando consideraron que la oferta educativa universitaria es deficiente. Nuevamente, la falta de perspectivas de mejora a través de la educación superior. Entre la opulencia que muestra la burocracia y las capas que se nutren de la corrupción y la delincuencia de cuello blanco, se une el número de los llamados “influencers” que generan ingresos en las distintas redes sociales. Trabajos socialmente inútiles e incluso contrarios al interés y desarrollo colectivo, terminan presentándose como una salida fácil a la aguda crisis socioeconómica.
La situación salarial del profesorado que atiende a estos estudiantes, tanto en la educación media y básica como en la universitaria no ofrece un mejor panorama y más bien termina sirviendo como supuesta muestra del estancamiento social que existe para las carreras tradicionales. Personas con estudios universitarios de cuarto nivel (especialización, maestría o doctorado) con salarios de menos de 10$ mensuales que tienen que tener otros trabajos adicionales para poder financiar su permanencia como educadores.
Para el Gobierno y la burocracia, la solución no está en atender las razones medulares de esta situación, sino optar por la supuesta ampliación de la oferta académica con la creación de más universidades, como la recientemente creada Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán [6], mientras las llamadas universidades públicas tradicionales como la UCV, USB, ULA, UDO, etc. están cada vez más abandonadas, situación que también afecta a las de creación más reciente, bajo el Gobierno de Chávez.
El problema central se reduce al sistema que nos oprime y explota, el capitalismo. Como señalamos en nuestro artículo de octubre pasado, es necesarios que todos los sectores vinculado a Educación nos organicemos. Profesores, representantes y estudiantes deben crear sus propios organismos para recoger todas las reivindicaciones inmediatas que tenemos en este sector y que permitan garantizar tanto la calidad de la educación como todos los objetivos de bienestar del pueblo y por un futuro prometedor para nuestros hijos, volver realidad concreta aquello de la máxima felicidad posible, frase que la burocracia intenta seguir usando cínicamente.
El camino para ello pasa por la lucha de los gremios educativos por salarios dignos, respeto y mejora de los beneficios contractuales, movimiento en el que la izquierda anticapitalista y antiburocrática debe intervenir, impulsando la organización de asambleas de la comunidad educativa, con los trabajadores en primera línea, en las que se discuta un plan de lucha y un conjunto de reivindicaciones que permitan aglutinar al resto de la sociedad tras las banderas de la lucha por una educación de calidad y realmente pública.
Referencias:
[1] José Albarrán-Peña, La deserción estudiantil en la Universidad de Los Andes (Venezuela), Revista Educación y Humanismo (2019).
[2] Observatorio Venezolano de Violencia, Del suicidio hay que hablar para prevenirlo, 21/03/2024.
[3] Keyla Brando - UCAB Extensión Social, La Escuela Venezolana perdió 1,2 millones de alumnos, advierte estudio, 24/11/2021.
[4] REDHNNA Noticias, Deserción estudiantil en Venezuela: Un grave problema en el sistema educativo, 16/10/2023.
[5] Noticias Barquisimeto, Advierten sobre factores que desencadenan la deserción escolar en Venezuela, 12/05/2025.
[6] Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán (UNC)