¿Cómo acabar con el poder de la burguesía y la burocracia y construir un estado de los trabajadores?

Tras 18 años de gobierno bolivariano, el aparato del Estado burgués no ha sido destruido. Junto a la propiedad de la mayoría de bancos, fábricas y tierras en manos capitalistas, este es el principal obstáculo que nos impide avanzar. El estado no está dirigido por los trabajadores y el pueblo, ello permite el desarrollo de una burocracia que se declara revolucionaria pero acumula privilegios, tiende a fusionarse con la burguesía y ve a la clase obrera como una amenaza a su poder

Basta con ir a cualquier inspectoría del trabajo y ver lo que allí ocurre, cómo en muchas empresas públicas gerentes persiguen y amenazan a dirigentes obreros. O con denunciar a cualquier empresario especulador o que atenta contra los trabajadores y ver que es muy poco probable que se tome alguna medida. Es por eso que reproducimos extractos del libro de V.I. Lenin “Estado y Revolución” más vigente que nunca para la batalla que hoy por hoy libramos.

¿Con que se debe sustituir el Estado Burgués?

No se trata de pasar de una a otras manos el aparato del Estado, sino de romperlo” K. Marx

No se trata de utopías, de fantasear sobre la “nueva” sociedad. No, se trata de un proceso histórico natural, se trata de cómo nace una sociedad nueva de la antigua, es la experiencia real del movimiento proletario de la cual se extraen las nuevas formas de organización del Estado revolucionario que debe dirigir la transición al socialismo

La completa elegibilidad y revocabilidad en cualquier momento de todos los funcionarios sin excepción

Es necesario despojar de todo privilegio y jerarquía, las funciones del Estado. El nivel de desarrollo alcanzado con las fábricas, transporte y comunicaciones, hacen posible, que una enorme mayoría de las funciones del "Poder del Estado" se puedan simplificar y pueden reducirse a operaciones tan sencillísimas de registro, contabilidad y control, totalmente asequibles a todos los que saben leer y escribir, y a su vez que pueden ejecutarse en absoluto por el "salario corriente de un obrero"

Ningún funcionario debe cobrar más que un trabajador cualificado

Una medida sencilla y completamente necesaria, para unificar absolutamente los intereses de los funcionarios elegidos con el resto de trabajadores y las clases populares. La "administración burocrática" puede y debe comenzar a sustituirse inmediatamente, de la noche a la mañana, por funcionarios que, elegidos de entre los propios trabajadores y revocables por estos, desarrollen las simples funciones de "inspectores y contables" sometidos al control, supervisión y posibilidad de sustitución de las asambleas obreras y populares que les han elegido

La abolición del Parlamentarismo Burgués

"La Comuna -- escribió Marx -- debía ser, no una corporación parlamentaria, sino una corporación de trabajo, legislativa y ejecutiva al mismo tiempo"

". . . En vez de decidir una vez cada tres o cada seis años qué miembros de la clase dominante han de representar y aplastar al pueblo en el parlamento, el sufragio universal debía servir al pueblo, organizado en comunas, de igual modo que el sufragio individual sirve a los patronos para encontrar obreros, inspectores y contables con destino a Sus empresas".

La maquinaria del estado burgués (ministerios, gobernaciones, alcaldías, parlamento burgués,…) debe ser reemplazada por la administración directa de la economía y el estado por los trabajadores y el pueblo. Frente a la Asamblea nacional contrarrevolucionaria, por ejemplo, debemos conformar una Asamblea nacional Revolucionaria formada por delegados elegidos en cada fábrica, barrio o pueblo por los trabajadores, campesinos y soldados mediante los principios ya comentados de elegibilidad y revocabilidad, para hacer realidad el poder obrero y popular destruir de golpe la antigua máquina burocrática y comenzar a construir inmediatamente otra nueva, que permita ir reduciendo gradualmente a la nada toda burocracia, no es una utopía; es la experiencia de la Comuna de París, es la tarea directa, inmediata, del proletariado revolucionario.

Administración directa de los trabajadores, en las fábricas, tierras y bancos.

Organizaremos la gran producción nosotros mismos, los obreros, por ello se hace necesario expropiar los grandes monopolios y empresas. Nos basaremos en nuestra propia experiencia obrera, estableciendo una disciplina rigurosísima, férrea. El máximo órgano de decisión debe estar en las Asamblea de todos los trabajadores, y los delegados que se elijan por fábrica deberán ser simples ejecutores. De igual forma deberá suceder con los funcionarios del Estado a ser simples ejecutores de nuestras directivas, "inspectores y contables" responsables, amovibles y modestamente retribuidos (en unión, naturalmente, de técnicos de todas clases, de todos los tipos y grados): he ahí nuestra tarea proletaria.

Los Cargos de dirección deben ser rotativos

Este comienzo, sobre la base de la gran producción, conduce por sí mismo a la "extinción" gradual de toda burocracia, a la creación gradual de un orden -- orden sin comillas, orden que no se parecerá en nalda a la esclavitud asalariada --, de un orden en que las funciones de inspección y de contabilidad, cada vez más simplificadas, se ejecutarán por todos siguiendo un turno, acabarán por convertirse en costumbre, y, por fin, desaparecerán como funciones especiales de una capa especial de la sociedad.

Estas medidas atañen a la reorganización del Estado, a la reorganización puramente política de la sociedad, pero es evidente que sólo adquieren su pleno sentido e importancia en conexión con la "expropiación de los expropiadores" ya en realización o en preparación, es decir, con la transformación de la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción en propiedad social.


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