¡Por la recuperación de todas las conquistas laborales, acabemos con la política capitalista y la burocracia corrupta!

En el pasado mes de agosto vivimos nuevos escenarios de luchas de clase y los trabajadores venezolanos demostraron su voluntad de luchar por recuperar las conquistas y beneficios alcanzados históricamente, que la política capitalista de la burocracia del gobierno bajo la falsa careta de “socialismo” ha venido recortando y desmejorando. El movimiento obrero también fue contundente al rechazar el cinismo, la hipocresía y el oportunismo de la derecha, que pretende aprovecharse declarando a favor de las protestas y movilizaciones.

Hay mucho malestar entre los trabajadores, que después de haberse sacrificado durante estos últimos 8 años (enfrentando las sanciones, el bloqueo de los gobiernos de EEUU y la brutal agresión de los partidos de derecha y la burguesía) ven como ahora estos sectores se juntan a la burocracia corrupta del gobierno para negociar - mediante el falso “Dialogo Social por la paz y la unidad nacional” – nuevos ataques y recortes de derechos de los trabajadores y el pueblo mientras continúan saqueando los recursos minerales del país.

En todo el mundo, vemos como los capitalistas intentan machacarnos y aumentar al máximo explotación de los trabajadores, pero no han podido derrotar al movimiento obrero y estamos viendo como internacionalmente cada día se suman a las luchas más pelotones de trabajadores que están pasando por encima de sus viejas y podridas dirigencias sindicales. Lo vimos en el estado español, con los astilleros en Cádiz y los automotrices de la Mercedes Benz. Se observa, así mismo, en la gestación de levantamientos obreros en Gran Bretaña. Con la perspectiva de que se agudice la guerra interimperialista en los próximos años esto provocará fuertes convulsiones, huelgas, protestas y explosiones sociales de las cuales Venezuela no escapará.

Los trabajadores toman fuerza en la lucha contra la ofensiva de los capitalistas y burócratas

En Venezuela los trabajadores hemos sufrido un largo periodo de dispersión y sobrevivencia con aislados momentos de luchas importantes que la burocracia del gobierno ha aplacando mediante el clientelismo, la necesidad económica, en ocasiones la represión y las amenazas y también el aprovechamiento de las debilidades sindicales, con dirigentes que incluso se plegaron a la derecha y ultraderecha golpista. En este nuevo periodo, con la experiencia acumulada (que eleva la conciencia de clase), ésta comienza a levantarse con independencia y autonomía y a dar la batalla por los derechos laborales y sociales.

Hemos visto como han salido a la lucha los profesionales de la educación junto a los obreros, empleados administrativos y jubilados, rechazando con fuerza el pasado 11 de agosto la intención de la burocracia del gobierno de pagar el beneficio del bono vacacional y bono recreacional de los jubilados de forma fraccionada en cuatro partes. Esto, que significaba calcularlas fuera del esquema legal y de modo totalmente devaluado, causó gran indignación. Más aún con la aceptación publica de los sindicatos oficialistas, que posteriormente intentaron lavarse la cara y la del gobierno, llamando a presentar un pliego de peticiones conciliatorio por el rescate de estos y otros derechos que no habían reclamado hasta ahora.

A los pocos días, en la refinería de PDVSA Puerto la Cruz, se presentó una asamblea de trabajadores (obreros y administrativos) muy molestos por el fallecimiento de la hija de un compañero de trabajo que, al igual que está pasando con otros trabajadores y trabajadoras, no recibieron la atención médica acordada por la convención colectiva mediante el Sistema Contributivo para la Protección de la Salud de los Trabajadores Petroleros (SICOPROSA). Esta conquista les fue quitada hace varios años, teniendo que asistir a los servicios médicos públicos que se encuentran muy destruidos. Ambas acciones de los trabajadores generaron evidente temor en la burocracia. De inmediato restituyeron los derechos en ambos casos, convirtiéndose en dos importantes victorias que estimulan al movimiento obrero a confiar en su fuerza.

Las agresiones de la burguesía y la burocracia solo pueden ser derrotadas por la lucha y organización de clase obrera

Aunque se desconoce oficialmente los niveles de pobreza en el país, es evidente la fuerte desigualdad social que existe. Se observa la amplia proletarización de la clase media y el incremento de la explotación y precariedad laboral entre la juventud y la clase obrera. Jóvenes y obreros están siendo súper explotados con jornadas de trabajo que superan las 12 horas y salarios de pobreza, obligados a laborar en 2 ò 3 trabajos distintos bajo condiciones inhumanas, entregados totalmente a los viejos empresarios de la IV y a los nuevos empresarios boliburgueses. Ambos sectores de capitalistas sacan las mayores ganancias posibles, aprovechándose de las circunstancias internacionales de guerra interimperialista, de crisis económica del sistema y de todas las medidas favorables que le brinda el gobierno, como las más recientes leyes de zonas económicas especiales y otras, o la instalación de la tripartita con gobierno, empresarios y burocracia sindical que se reunirá este mes de septiembre.

La burocracia, consciente del descontento social que puede emerger, ha respondido a las movilizaciones obreras utilizando tanto a sus desclasados dirigentes sindicales como a los elementos del estado. El tribunal supremo de justicia declaró “inexistente” una de las denuncias cuya derogación los trabajadores han exigido: “el instructivo ONAPRE”, con el cual han ejecutado los recortes y desmejoras laborales.

Para colmo, el tribunal ha señalado que la intención de los trabajadores demandantes es desestabilizar la paz social, planteando investigarlos, multándolos y amenazando con tomar medidas penales, disciplinarias, administrativas y civiles. En el caso de los lideres trabajadores petroleros, que decidieron solidarizarse con su compañero y protestar por el derecho a la vida, están siendo perseguidos por los cuerpos de seguridad como el DGCIM entre otros. Estamos ante evidentes actos de represión y terrorismo laboral contra la clase obrera.

Esta agresión del estado contra los trabajadores fue explicada de forma muy clara y concreta por Karl Marx: “El Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del “orden” que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choque entre las clases”. Es por esto que los gobiernos capitalistas, sean de derechas o reformistas pro-capitalistas, en los actuales momentos intentan frenar la efervescencia de las luchas obreras y populares, apoyándose las estructuras podridas y corrompidas del estado burgués para evitar un posible cambio de sistema. Una vez más se confirma que el estado capitalista y burgués no puede ser reformado mediante la idea reciclada de la constituyente, o de supuestos consensos con sectores de la clase dominante. Debe ser destruido, instalando inmediatamente un nuevo estado propio de los trabajadores y bajo el control directo de estos mediante asambleas, delegados elegibles y revocables, etc  

Hay que organizarse desde las bases para derrotar definitivamente a los enemigos de clase

El pasado 30 de julio en el Encuentro Nacional de Trabajadores llevado a cabo en Caracas, al cual asistieron unos 200 dirigentes sindicales y políticos, se debatieron con mucho énfasis la situación que sufre la clase trabajadora por las políticas capitalistas del gobierno, planteándose la elaboración de mecanismos de coordinación nacional y regional para luchar. En el encuentro se puso de manifiesto el malestar y ganas de luchar de los trabajadores y trabajadoras pero también como entre muchos dirigentes sindicales, en su mayoría de vieja data, se mantienen prácticas reformistas y burocráticas que debemos desterrar. Varias propuestas de programa de lucha y consignas no fueron sometidos a la decisión de la asamblea, concluyendo por ahora con la reafirmación de la necesaria unidad de acción y llevar adelante actividades de protestas y movilizaciones contra el instructivo ONAPRE.

Las pasadas protestas y movilizaciones masivas de trabajadoras y trabajadores han enviado un mensaje muy claro, desbordando las expectativas y derrotando la subestimación de las dirigencias sindicales y políticas. La vanguardia y sectores significativos de la clase obrera han demostrado estar dispuestos a luchar por sus derechos concretos (Bono vacacional, bono recreacional, HCM-Sicoprosa). Reforzar el movimiento no solo pasa porque la dirigencia se ponga de acuerdo en luchar, sino por estar dispuesto a escuchar directamente y organizar desde sus áreas de trabajo a los trabajadores y levantar un sindicalismo asambleario, democrático y combativo en el que las bases decidan y controlen en todo momento a sus dirigentes.

Un elemento muy positivo del Encuentro fue la participación de trabajadores en lucha como los de Supra (servicio de limpieza de Caracas) y la confluencia con movimientos sociales en lucha contra otras formas de opresión características del sistema capitalista, como fue la intervención en el encuentro de activistas de la comunidad LGTBI

¡Unidad de acción para luchar por un programa anticapitalista y antiburocrático

Desde Izquierda Revolucionaria planteamos que es urgente desarrollar una política sindical directamente desde cada puesto, área o departamento de trabajo, creando comités de acción y lucha donde los trabajadores tengan el poder de elegir y revocar inmediatamente a sus dirigentes. Una tarea clave es promover y articular estos comités de acción y lucha, recoger y unificar todas las propuestas de reivindicaciones inmediatas y acciones que planteen los trabajadores y trabajadoras para luchar por ellas.

Debemos revertir tres elementos que actúan combinadamente sobre los trabajadores debilitando su accionar. Una es la dispersión que separa al movimiento de su genuino centro de trabajo, colocando a cada trabajador en la batalla individual por sobrevivir. Unida a esta va la ausencia de una alternativa política revolucionaria que explique claramente a las y los oprimidos que la causa última de todos los problemas que sufrimos son la economía y el estado capitalistas, estas condiciones debe ser revertida por una vanguardia que desarrolle un verdadero método marxista y revolucionario.

Solo mediante la lucha y organización de la clase obrera en los centros de trabajo y la unidad de acción de las organizaciones obreras y populares para luchar por una política de independencia de clase y un programa revolucionario, anticapitalista y antiburocrático, rechazando tanto la colaboración con la derecha como con la burocracia capitalista, podremos defender nuestros derechos y reivindicaciones.

Junto a ello hay que hacer un llamado a los y las trabajadoras de base que se identificaron con el proceso bolivariano, incluidos muchos que -pese a las políticas capitalistas de los dirigentes del PSUV y la CSBT- siguen apoyando a estas organizaciones como reacción contra la derecha, pero están dispuestos a luchar por las mismas reivindicaciones y programa anticapitalista y antiburocrático.

Desde IR pensamos que este programa debe incluir entre otros los siguientes puntos:

• Por un salario igual a la canasta básica con ajuste automático

• Por el cumplimiento y discusión de los contratos colectivos

• Por la reactivación de todos los centros de trabajo y empresas públicas y privadas paralizadas por la burocracia y la burguesía

• Por la aplicación constitucional de la irrenunciabilidad de los derechos laborales

• Por los reenganches de todos los trabajadores despedidos y jubilados arbitrariamente, Por la libertad de todos los trabajadores y luchadores sociales encarcelados políticamente

• Por el encarcelamiento de los asesinos de dirigentes obreros, campesinos y luchadores sociales.

Solo la clase trabajadora puede hacer cumplir estas y otras reivindicaciones planteadas y garantizarlas. Para ello es necesario luchar juntos por la confiscación de la banca, las tierras baldías y empresas estratégicas colocándolas bajo gestión directa de los trabajadores, mediante voceros y voceras que estarán sometidos a la elegibilidad y revocabilidad inmediata de las asambleas generales de trabajadores, rindiendo cuenta periódicamente y disfrutando de  un salario igual al de un trabajador calificado, sin privilegios, con el objetivo de derrotar la corrupción burocrática y hacer un verdadero gobierno de los trabajadores.


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