“Este es el éxodo del hambre, de la pobreza, de la marginación, el éxodo de los sin tierra, de los sin trabajo, de los que no tiene lempiras para comer, de los que no les alcanza el pisto para estudiar, de los que no tienen dinero para pagar un buen médico o comprar medicinas, pues los hospitales públicos están colapsados”. Denis Omar Contreras, líder de la Caravana

Centroamérica bajo el yugo imperialista

Las declaraciones racistas, xenófobas, clasistas y mentirosas provenientes del imperialismo norteamericano así como de los políticos mexicanos hacia la caravana migrante proveniente de Centroamérica, no son más que una descarada evasión de ser los principales culpables de la situación de la clase trabajadora en esa zona. Para que el 1% de la población mundial, clase social a la cual pertenecen Trump, Videgaray y Peña, vivan como viven, necesitan tener pueblos enteros como el centroamericano completamente subyugado, oprimido, empobrecido y sobreexplotado.

La historia reciente de toda la región está marcada por el intervencionismo militar que a sangre y fuego aplastó todo intento de liberación del yugo imperialista. Sólo por mencionar un ejemplo, en el año de 1992 en El Salvador se firmaron los tratados de paz de una guerra contra el pueblo, que dejó como saldo que no haya familia de la clase trabajadora que no cuente con un integrante desaparecido, torturado o asesinado. Décadas atrás a la implementación del neoliberalismo en la zona, todo el territorio estuvo marcado por un enfrentamiento sangriento contra el imperialismo yanqui, el pueblo trabajador exigía liberarse de su dependencia económica, militar y política.  Tratando de que sus pueblos dejaran de ser saqueados y usados como traspatio de las operaciones militares hacia Sudamérica, el Caribe y el Pacifico.  

Posterior a este periodo, con el neoliberalismo, el crecimiento vertiginoso y muy alto de la migración se dio al mismo tiempo que se privatizaron todos los servicios públicos, las tierras y donde nuestros países se han convertido literalmente en la mano de obra barata y esclava del imperialismo, así como la surtidora de materia prima a costes completamente irrisorios y donde las multinacionales imperialistas roban cada rincón de nuestros recursos naturales. 

Ahora más que nunca: ¡Fuera JOH y todos los gobiernos títeres del imperialismo!

Todo lo anterior trajo consigo cero desarrollo de la región, donde la clase política es totalmente parasitaria y dependiente del imperialismo, gobernando con los métodos heredados de las dictaduras, como los cuerpos paramilitares. En Honduras, de donde provienen la mayoría de los integrantes de la caravana, la pobreza afecta a un 64,3% de la población, 4 de cada 10 sufren miseria, su tasa de desigualdad es la más grande de América Latina y el año pasado tuvo una cifra de 3 mil 791 homicidios.

No es casualidad que la mayoría de los que están realizando el éxodo provengan de Honduras, no sólo por la condiciones de miseria y violencia que todos los días aqueja a la clase trabajadora sino también como consecuencia de la crisis política desatada apenas el año pasado cuando el presidente actual, Juan Orlando Hernández (JOH), se impuso mediante un descarado fraude electoral que ilegalmente le dio la reelección, esta imposición sólo fue posible tras tres meses de enfrentamientos con la clase trabajadora en la calle, donde ésta desafiaba los toques de queda y la represión militar.

Por todo lo anterior, miles de hermanas y hermanos de Centroamérica abandonan sus casas para buscar un futuro mejor. Trabajadores, niños, mujeres que en nada se distinguen a nuestros familiares que buscan el sueño americano por las mismas causas que han hecho migrar a millones de mexicanos.

¡No somos asesinos, no somos criminales, somos trabajadores internacionales!    

El recibimiento por parte del Gobierno mexicano fue de lo más asqueroso, al estilo que Peña Nieto sabe actuar, reprimiendo y deteniendo a nuestros hermanos. Es por eso que las muestras de solidaridad de los trabajadores, campesinos pobres e indígenas del Estado de Chiapas no han cesado: comida, agua, ropa, zapatos, asilo, dinero y traslado son algunas muestras de la solidaridad que se espera que todo el país brinde a la caravana en su trayecto por México.

Esta solidaridad es la que nace de la clase trabajadora para la clase trabajadora, estas muestras han callado la boca a todos los racistas y clasistas que hicieron mucho ruido en redes pero que para nada se corresponde con la realidad que a lo largo del territorio se vive, donde en cada población marginada de nuestro territorio hay una historia semejante a la de un hermano centroamericano. 

Solidaridad, apoyo y respaldo a la caravana    

Desafortunadamente, sabemos que el trayecto a su destino en la frontera norte, los migrantes se encuentran expuestos a diversos riesgos como es la detención y deportación por parte del INM, el rapto, extorsión y asesinato por parte del crimen organizado -en el caso de las mujeres 7 de cada 10 sufren abusos sexuales-, muerte por insolación, cansancio, hambre, etcétera. Es por ello que debemos impulsar un movimiento amplio y organizado para respaldar a la caravana en su trayecto, exigiendo al gobierno mexicano que permita su libre tránsito, que no sean discriminados por etnia o nacionalidad, condiciones dignas para pernoctar, acceso y atención medica digna y gratuita, agua potable, comida y servicios básicos. Exigimos alto a los discursos de odio, racistas y clasistas, si algún funcionario público lo fomenta exigimos su destitución inmediata del cargo.

Al gobierno mexicano no le está siendo sencillo cumplir el mandato de EEUU, incluso cuando éste ha amenazado con no firmar de nuevo el TLC si México no frena la caravana. Las presiones políticas y económicas serán muchas para que Peña reprima y la caravana llegue mermada o no llegue, al norte. Es por ello que los trabajadores tenemos que hermanar nuestra lucha con la de nuestros compañeros migrantes, el enemigo es el mismo, tanto el imperialismo norteamericano como sus gobiernos títeres represores.

Trump y su discurso oportunista

A unos días de las elecciones intermedias donde Trump muy probable que perderá la mayoría en la Cámara y con ello la posibilidad de impulsar sus planes, está intensificando su discurso antimigrante para afianzar el apoyo de sectores de la ultraderecha, pero también pretende acercar a sectores golpeados por la crisis y el desempleo. Esto con el objetivo de no perder la mayoría, situación que le permitirá mandar tropa militar a la frontera para rechazar a la caravana migrante.

Con este discurso Trump responsabiliza de la situación de la clase trabajadora norteamericana a los migrantes, cuando es él mismo, los banqueros y empresarios los principales causantes de la crisis. El imperialismo no sólo explota hasta el tuétano a otras naciones sino también a sus propios trabajadores. Las reducciones salariales, despidos, recortes a servicios públicos así como el aumento de la delincuencia son causadas por la política económica del gobierno de Trump donde sólo se beneficia al 1% de la población. La migración es sólo una consecuencia de esa política rapaz y explotadora de los ricos que afecta por igual a la clase obrera nativa o extranjera, en sus propios países y en los países que subyugan.

¡Trabajadores de América unámonos! 

La clase trabajadora norteamericana tiene más cosas en común con los trabajadores latinos que con Trump y sus políticos. La alternativa que tenemos los pueblos de Latinoamérica, así como la clase trabajadora de Estados Unidos, ante la barbarie que estamos viviendo es luchar y organizarnos contra el imperialismo, el racismo, la xenofobia y la explotación. La caravana migrante ha dado un ejemplo grandioso y heroico de unidad, de sacrificio y valentía, demostrando que para la clase trabajadora no hay ningún obstáculo cuando se pone el objetivo de cambiar su vida y luchar por un futuro. Es precisamente por eso que la caravana es un peligro para la derecha mexicana y para el imperialismo, porque es y será el ejemplo vivo de que unidos y organizados podemos vencer.


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