tailandia7.jpgDesde hace semanas Tailandia es noticia por el movimiento de los llamados "camisas rojas". En Bangkok, desde principios de marzo cada fin de semana ha habido manifestaciones en las que han participado entre 100.000 y 150.000 personas.

tailandia7.jpgDesde hace semanas Tailandia es noticia por el movimiento de los llamados "camisas rojas". En Bangkok, desde principios de marzo cada fin de semana ha habido manifestaciones en las que han participado entre 100.000 y 150.000 personas. Posteriormente instalaron un campamento en el centro comercial y financiero de Bangkok, paralizando la actividad de uno de los centros comerciales más importantes de Asia. Según la Cámara de Comercio tailandesa eso significa unas pérdidas diarias de 10 millones de dólares. En el momento de escribir este artículo el ejército ha iniciado una ofensiva para desalojar a los "camisas rojas" y las noticias hablan de rendición. El gobierno ha dado instrucciones de cortar el suministro de alimentos, agua, luz y telefonía móvi. Los muertos superan la treintena, todos pertenecen a los "camisas rojas", entre ellos el conocido como "comandante rojo", Khattiya Sawasdipol, un general que abandonó el ejército para sumarse a los manifestantes; además hay casi trescientos heridos. Se calcula que en el campamento hay más de 6.000 personas y que los fines de semana esa cifra asciende a 10.000.

El origen de estos acontecimientos se remonta al año 2006, cuando un golpe de Estado, apoyado por la monarquía, desaloja al primer ministro Thaksin Shinawatra. La historia de Tailandia está llena de gobiernos corruptos e inestables, el ejército siempre ha sido un factor poderoso en la política tailandesa, en los últimos 75 años ha habido 17 golpes de Estado.

La figura de Shinawatra

tailandia17.jpgThaksin Shinawatra pertenece a una de las familias más ricas del país. Su familia fundó ShinCorp, la mayor empresa de telefonía móvil, con intereses en la banca, medios de comunicación, sector aéreo, publicidad, internet y negocios inmobiliarios. Shinawatra ganó las elecciones en 2001  con un programa que era una mezcla de nacionalismo (defensa de las empresas tailandesas) y populismo. Fue el primer político de la historia tailandesa que consiguió acabar los cuatro 4 años de legislatura.

Durante sus primeros años de gobierno aplicó algunas medidas sociales que le dieron una gran popularidad. Puso en marcha un sistema sanitario barato (unos 0,60 € al año) que por primera vez permitió a millones de campesinos, trabajadores y pobres acceder a la sanidad. Introdujo los llamados Villages Funds, un programa de 1.330 millones de euros para conceder préstamos a muy bajo interés a los campesinos más pobres. Inició también un plan de construcción de infraestructuras valorado en 1 billón de bath (20.000 millones de euros), que incluía la construcción de cinco líneas de metro en Bangkok, prometió llevar electricidad y agua a todas las zonas rurales, renovar los suburbios de las ciudades, además de construir escuelas y hospitales.

Pudo poner en marcha estas medidas gracias al boom económico que siguió a la crisis del Sudeste Asiático de 1997-1998, un auge favorecido sobre todo por el aumento de las exportaciones, particularmente la exportación de materias primas y componentes a China y EEUU. Desde 2001 la economía se ha expandido un 44%, de 2000 a 2008 el país disfrutó de un crecimiento anual del 4%.

Pero a la vez que ponía en marcha medidas sociales, aplicaba otras que favorecían claramente a un sector de los capitalistas tailandeses. Una de las medidas más polémicas fue el cambio de las leyes anti-trust que permitió la venta de la empresa familiar ShinCorp al gobierno de Singapur, eludiendo así el pago de unos 2.000 millones de dólares en impuestos.  Igual de polémica fue la denominada "guerra total contra las drogas", que sólo en 2 años provocó 2.000 muertos a manos de la policía, muchas de las víctimas no tenían nada que ver con el narcotráfico. También llevó a cabo un programa de privatizaciones que provocaron luchas importantes de los trabajadores afectados, por ejemplo en 2004 más de 200.000 trabajadores del sector eléctrico protagonizaron huelgas masivas contra la privatización de este sector.

División en la burguesía

tailandia13.jpgAunque inicialmente la burguesía tailandesa apoyó a Thaksin porque consiguió cierta estabilidad política para el país, las pequeñas reformas sociales, las privatizaciones y la apertura de la economía a las grandes multinacionales le enfrentó con otro sector de la elite dominante tailandesa, el representado por el ejército y la monarquía, que controlan una buena parte de la economía y cuyos intereses económicos se vieron afectados seriamente por la política económica de Thaksin que favorecía a las multinacionales extranjeras en detrimento de las empresas tailandesas.

Su popularidad, sobre todo entre los campesinos pobres y los pobres urbanos, le permitieron volver a ganar las elecciones en 2005 con un 80% de apoyo. A partir de ese momento se recrudeció la lucha fratricida entre estos dos sectores de la burguesía tailandesa, el representado por Thaksin beneficiado por su política económica, y el sector más "conservador", vinculado a la monarquía y el ejército, que querían regresar a la antigua situación.

Los "camisas amarillas"

Los opositores a Thaksin, encabezados y financiados por el magnate de los medios de comunicación Sondhi Limthongkul, desencadenaron un movimiento en las calles formado por monárquicos, elementos de la clase media urbana y de los sectores más reaccionarios del país, conocido como "camisas amarillas" (el amarillo es el color que representa a la monarquía tailandesa), con la intención de desestabilizar al gobierno.

En 2006 el ejército da un golpe de estado contra Thaksin e instala en el gobierno a Surayud Chulanot, pero no consiguen controlar la situación. El nuevo gobierno intentó poner controles al capital extranjero provocando un deterioro de la economía y una caída brusca de la inversión. Finalmente se celebran elecciones en 2007, aunque el partido de Thaksin, con el que ganó las elecciones, el TRT (Tailandia para los tailandeses) había sido prohibido por el régimen, Thaksin formó un nuevo partido, el Partido del Poder Popular (PPP), que gana esas elecciones. El PPP consigue la mayoría en el parlamento pero el senado siguió controlado por los seguidores de la Junta Militar. Desde entonces se suceden dos gobiernos pro - Thaksin que terminan cayendo por escándalos de corrupción. El régimen prohíbe al PPP y entrega el poder al partido de la oposición, el Partido Demócrata.

Recesión económica

tailanadia12.jpgLa situación social y política se deteriora aún más con la recesión económica que ha golpeado duramente a Tailandia. La economía tailandesa depende de las exportaciones que representan más del 60% del PIB. Éstas han sufrido un duro revés debido a la caída de la demanda en Europa, EEUU, Japón y China. La industria tailandesa, igual que en otros países de la zona como Vietnam o Corea del Sur, ha basado su desarrollo industrial en atraer a empresas extranjeras que buscan mano de obra barata que les permita reducir los costes de producción.

A pesar del boom económico de los años 2000, el nivel de vida de la población se ha estancado, el salario mínimo mensual es de 108 euros. Los trabajadores tienen que trabajar largas jornadas para poder cubrir sus necesidades básicas. Aunque la jornada laboral oficial es de 8 horas diarias durante 6 días a la semana, en las industrias es habitual trabajar dos o tres horas extras tras un descanso de veinte minutos, incluso trabajan los domingos para aumentar sus ingresos. Para conseguir un salario decente muchos trabajadores tienen que trabajar 60 o 70 horas semanales.

Tailandia es uno de los países con mayor desigualdad de Asia, según el Banco de Tailandia el 20% más rico controla el 69% de la riqueza nacional, mientras que el 20% con menos ingresos sólo tiene el 1%. El ingreso medio del 20% de la población es de 45 dólares mensuales y se calcula que el 70% de la población es pobre. Como el resto de los llamados "tigres asiáticos", durante los años noventa Tailandia experimentó un gran desarrollo industrial y aunque el 60% de la población vive en el campo, la agricultura representa sólo el 1% del PIB. La manufactura y los servicios representan el 80% del PIB. Cuenta con un sector industrial muy importante, es el décimo exportador mundial de automóviles y sólo este sector cuenta con más de 500.000 trabajadores.

El movimiento de los "camisas rojas"

El movimiento de los ‘camisas rojas' comenzó a finales de 2008 pero las movilizaciones se intensificaron a mediados de marzo y desde entonces no han parado. Durante estas semanas se han producido enfrentamientos con la policía y el ejército, que culminaron el 10 de abril cuando cargaron contra los manifestantes acampados en el puente Phan Fah asesinando a 25 personas e hiriendo a más de 850. El ejército y la policía ha intentado desmantelar el campamento en dos ocasiones, pero en ambas tuvieron que retirarse.

Los ‘camisas rojas' han impedido la llegada de suministros y equipamiento militar a la capital, han levantando barricadas en las principales vías ferroviarias o carreteras que llevan a la capital. El 22 de abril, por ejemplo, detuvieron un tren lleno de soldados y vehículos militares, el  tren pudo reanudar la marcha cuando los manifestantes recibieron garantías de que no se dirigía a la capital sino al sur para luchar contra las guerrillas musulmanas separatistas. También han mantenido bloqueada la principal autopista del país, Udon Thani. En otra ocasión retuvieron a 500 policías y en Ubon Rechathani una multitud de 3.000 capturó y mantuvo como rehenes a siete soldados.

tailandia4.jpgEl movimiento se agrupa en torno al Frente Unido por la Democracia y Contra la Dictadura (UDD), formado principalmente por seguidores de Thaksin, pero también por sectores de la izquierda, ex dirigentes guerrilleros o del desaparecido Partido Comunista de Tailandia. Aunque el movimiento no es homogéneo, el grueso procede de las zonas rurales pobres del norte del país a los que se han unido pobres urbanos y trabajadores. Incluso algunos medios de comunicación han avisado de los "preocupantes signos de simpatía con los manifestantes entre la tropa y los escalafones inferiores del ejército". Giles Ji Ungpakorn, un intelectual de izquierdas en el exilio acusado después de ser condenado a quince años de prisión por "injurias al rey", explica en Thailand Crisis and the Fight for Democracy cuál es la composición del movimiento de ‘camisas rojas': "Los camisas rojas han demostrado que son un verdadero movimiento de masas por la democracia formado por trabajadores corrientes de las zonas rurales y urbanas. Han demostrado que es una crisis de clase. Los camisas rojas son un movimiento de base que no desaparecerá fácilmente, han desenmascarado la verdadera naturaleza sangrienta de un gobierno apoyado por el ejército que sólo puede mantenerse en el poder por la represión y la censura férrea". En otro artículo del mismo autor insiste en el mismo tema: "La gran mayoría de los camisas rojas son pobres, tanto rurales como urbanos, los líderes de los camisas rojas hablan abiertamente de ‘lucha de clases' entre el pueblo y las elites". (Thailand, hundreds of thousands take to the streets).

Dinámica propia

Aunque al principio el movimiento se limitaba a reivindicar la disolución inmediata del parlamento y la celebración de elecciones. Poco a poco el movimiento ha adquirido dinámica propia y radicalizándose. Como explica Tyrel Haberkorn, un académico de la Universidad Nacional de Australia: "El papel de Thaksin cada vez se  ha vuelto más irrelevante. Cuando los camisas rojas salieron masivamente a las calles ya no luchaban primeramente por el regreso de Thaksin, sino por una mayor parte en el gobierno del país" (The Associated Press, 21/4/10). Actualmente, junto a las reivindicaciones de carácter electoral y democrático, se unen la exigencia de tomar medidas que solucionen la pobreza o el paro. Una vendedora de fruta procedente del norte del país que gana 3 dólares al día explicaba que ella en el pasado había tolerado la pobreza pero "ya no puedo seguir así. Ellos son siempre ricos, nosotros siempre pobres. Eso no es democracia". (Sydney Morning Herald). Cada vez es más palpable la rabia y el resentimiento que existe entre amplias capas de la clase obrera y el campesinado con la minúscula elite privilegiada que gobierna el país.

tailandia10.jpgLa ausencia de un partido de izquierdas capaz de dar una dirección al movimiento ha permitido que el vacío lo llene el UDD, pero sus principales dirigentes forman parte de la burguesía y pequeña burguesía, que no pretenden ir más allá del regreso de Thaksin, conseguir más apertura democrática o recuperar parte del poder perdido. Los dos sectores enfrentados tienen miedo a que este movimiento se escape a su control y ponga en peligro al propio sistema capitalista. Aunque la dirección del UDD ha aceptado en varias ocasiones las fechas propuestas por el gobierno para la convocatoria de nuevas elecciones, en todas las ocasiones el movimiento lo ha rechazado y ha permanecido firme en su exigencia de elecciones inmediatas, una de las reivindicaciones que no admite negociación para los "camisas rojas" es que el vice primer ministro, Suthep Thaugsuban, sea llevado a juicio por la masacre del 10 de abril.

El gobierno también está dividido. Un sector quiere mano dura, está utilizando como pretexto la supuesta presencia de elementos terroristas en el campamento para aplastar el movimiento aunque eso signifique un derramamiento de sangre (en el campamento hay 1.000 mujeres y niños), en cambio otro sector teme las consecuencias. El 5 de mayo el general Anupong Paochinda, que ha jugado un papel importante a la hora de obligar al primer ministro Abhisit a negociar con los "camisas rojas", expresaba al periódico Bangkok Post su temor a que el uso de tanques y tropas desencadene una rebelión difícil de controlar en el norte y noreste del país: "La orden de asesinar es fácilmente ejecutable porque los soldados tienen armas. ¿Pero qué sucederá después?"

A última hora un grupo de senadores ha hecho un plan de negociación (sin concretar) pero que es aceptado por los líderes del UDD pero no así por el gobierno. Todavía no se ha decidido nada y la inestabilidad política y social continuará. Lo que está sucediendo en Tailandia sólo es un presagio de las luchas de clases que podremos ver en el próximo período en toda la región. Durante estos últimos veinte años el desarrollo industrial ha ido acompañado del surgimiento de una clase obrera muy poderosa que ya ha protagonizado luchas importantes en países como Corea del Sur. La crisis económica que afecta a esta zona del mundo provocará agitaciones sociales importantes en el próximo período y veremos cómo la clase obrera impone su sello en estos acontecimientos.


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