Los trabajadores debemos luchar por el poder político y económico

La situación de la economía venezolana e internacional está totalmente condicionada por la crisis global del capitalismo y los anuncios de una nueva recesión mundial, que agudizarán todavía más la inestabilidad del sistema. En un contexto como éste, la economía venezolana verá agravada su situación, dada su dependencia de las exportaciones de materia prima, principalmente el petróleo.

Esto resulta determinante para analizar las perspectivas para las medidas económicas que está aplicando en estos momentos el gobierno: dolarización, negociación con sectores de la burguesía, alianza con los imperialistas chinos y rusos para intentar atraer créditos e inversiones y desarrollar un modelo de capitalismo de estado, asi como para los planes golpistas y contrarrevolucionarios que sigue intentando llevar adelante la derecha.

Actualmente, los trabajadores venezolanos vivimos una fuerte agresión contra los derechos laborales y nuestras conquistas históricas que está siendo llevada a cabo con una combinación de corrupción burocrática y parálisis de la productividad en las empresas. La derecha ha querido sacarle provecho a esta situación pero su debilidad, los falsos discursos, el accionar violento, la corrupción entre dirigentes y los intereses imperialistas que se han ido develando, ha generado cada vez más escepticismo y desconfianza entre sus bases.

Se agudiza la crisis política de la derecha

Semanas pasadas se vio por televisión y en cadena nacional como los sectores más socialdemócratas de la oposición (Soluciones para Venezuela, Cambiemos, MAS, Avanzada Progresista, Esperanza por el Cambio) salieron públicamente junto al gobierno declarando la instalación de una mesa de diálogo en el país. Esta mesa tiene vinculación con la llevada a cabo en Oslo y ha significado ya acuerdos como la liberación del dirigente opositor Edgar Zambrano (ex militante de AD que participó en el intento de golpe del 30 de abril 2019 junto a Guaidó), la incorporación de los diputados del PSUV y GPP a la Asamblea Nacional (AN) controlada por la oposición, así como la renovación de las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE), entre otros puntos que no se han dado a conocer.

Esto indudablemente fue un golpe político para los partidos de la ultraderecha que están planteado la invocación del TIAR (Tratado Intermaericano de Asistencia Recíproca) como medida de presión al gobierno. Este revés aumenta las fracturas internas en el campo opositor, a lo que se suman los hechos de corrupción develados tanto en cuestiones como la falsa “ayuda humanitaria” del 23E como con la vinculación de 9 diputados de la AN involucrados en la red de corrupción del empresario colombiano propietario de Salva Foods , la empresa que apertura las tiendas CLAP puestas en marcha por el gobierno.

Esta empresa privada ha sustituido a los supermercados de la Red de Abastos Bicentenario (RABSA), red pública creada por Chávez tras la lucha de los trabajadores por la nacionalización, que el gobierno de Nicolás Maduro desmanteló, despidiendo a miles de trabajadores. Finalmente -como denunciamos en ese momento quienes luchamos contra el cierre- el gobierno ha acabado devolviendo un sector clave como la distribución de alimentos y productos de primera necesidad a empresarios privados. A los casos de corrupción y acuerdos con empresarios privados protagonizados por burócratas del estado denunciados en su día por los trabajadores, se une ahora el escándalo que representa la implicación también de dirigentes opositores con los negocios del empresario de Salva Foods.

Todos estos escándalos de corrupción han debilitado aun mas el liderazgo de Guaidó y han intensificado los conflictos y divisiones dentro de la representación mayorítaria de la oposición de derechas en la AN, generando pérdida de credibilidad ante sus bases.

Frente a la negociación entre la burocracia y la derecha, la izquierda debe defender una política genuinamente revolucionaria

En su incesante voluntad de demostrar su capacidad de gestionar la crisis del capitalismo y verse abierto al dialogo con la oposición reaccionaria, incluso con el mismo imperialismo, el gobierno ha decidido reincorporar al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) a la Asamblea Nacional dominada por la derecha y acordar con los sectores de ésta que participan en la mesa de diálogo la conformación del”comité preliminar de postulaciones para elegir los nuevos representantes del CNE”. Este comité estará integrado por seis (6) diputados opositores y tres (3) del PSUV.

Los otros partidos que forman parte del Gran Polo Patriótico (GPP) además del PSUV, el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y Patria Para Todos (PPT), aunque coincidieron en exigirle al gobierno información estratégica ,y a pesar de las diferencias públicas del PCV sobre su incorporación, asumieron sin mayores discusiones, ni planteamientos concretos, las decisiones de los dirigentes del PSUV, renunciando a defender políticas alternativas, revolucionarias, que los posicionen con las exigencias del pueblo y los desmarquen de las políticas burocràticas.

En esta coyuntura de crisis económica, social y política que vive el país, y más con el evidente caos del sistema capitalista en el continente, es vergonzoso que -mientras los trabajadores se baten en lucha contra los patronos casi a diario por el saboteo productivo y violaciones laborales respaldadas desde las instituciones del estado- los partidos que se hacen llamar de izquierda no se presenten con una posición clara ante la AN, llamando al pueblo organizar una alternativa sobre las bases de un programa de lucha marxista, revolucionario y socialista que reivindiqué los derechos sociales y luche por el poder obrero y popular.

Las organizaciones obreras y populares socialistas deben agruparse bajo un programa en común, exigir de los diputados revolucionarios tomar la tarima de la AN como una tribuna que exprese la voz del pueblo, para denunciar públicamente la precariedad que se vive, el deterioro de los servicios públicos, la política regresiva, el desempleo, el lockout productivo, el asesinato de líderes campesinos y obreros, la criminalización de las luchas, las desmejoras laborales, la destrucción ambiental por la explotación de minerales estratégicos, el racismo de la derecha, la impunidad de los traidores y promotores de las intervenciones imperialistas en el país. Todo ello llamando al conjunto de la clase obrera y el pueblo, incluidas las bases obreras y populares que siguen apoyando al PSUV, a movilizaciones y acciones de calle continuadas hasta derrotar las lacras del capitalismo y construir un estado socialista.

El ejemplo revolucionario de Chile, Colombia, Ecuador o Bolivia

Para los trabajadores de Venezuela y el mundo, lo sucedido en Ecuador, Chile, Colombia y ,especialmente, Boliviael debe servir de ejemplo. Como señalaba la primera declaración de Izquierda Revolucionaria Internacional contra el golpe en Bolivia: “los capitalistas bolivianos no se habían vuelto demócratas, ni sensibles a las necesidades del pueblo, sino que esperaban condiciones propicias para poder aplastar a las masas que habían osado desafiar su poder”. Indudablemente, durante un largo periodo la burguesía estuvo aprovechando todos los acuerdos y convenios que ofrecía el gobierno del MAS en Bolivia, presionándolo permanentemente para que diera giros a la derecha, que se reflejaron en varias oportunidades con enfrentamientos suscitando con sectores obreros y populares.

Es escandaloso que Nicolás Maduro diga que “el pueblo boliviano traicionó a Evo Morales”. Los trabajadores y el pueblo de Bolivia llevaron a Evo al poder, lo salvaron del golpe de 2008 y han hecho todo lo que han podido por llevar adelante una transformación revolucionaria en el país. Pero Evo Morales y los dirigentes del MAS han claudicado ante los golpistas de manera vergonzosa.Tras llegar a acuerdos con los capitalistas y dirigentes de la derecha durante años, como está haciendo también Nicolás Maduro en Venezuela, y decepcionar a amplios sectores de las masas, Evo Morales y los dirigentes del MAS decidieron huir del país. Mientras los obreros y campesinos combatían el golpe y eran asesinados (más de 33 muertos y 800 heridos), dando un ejemplo de valor y disposición a luchar como el de los trabajadores y el pueblo de Venezuela en 2002. En lugar de ponerse al frente de la lucha, los dirigentes del MAS han organizado la desmovilización de las masas y ayudado a estabilizar al gobierno golpista y asesino de Áñez. Sólo la claudicación de Morales y los demás dirigentes del MAS ha impedido a los trabajadores y campesinos bolivianos derrotar el golpe y establecer un auténtico gobierno de los trabajadores y el pueblo.

La burguesía venezolana y extranjera no dudará en actuar como lo ha hecho la boliviana en cuanto tenga ocasión. Según la economista Pascualina Curzio: “para el periodo 1999-2014, la inversión privada bajó un 38% y la Formación Bruta del Capital Fijo en el 2014 cayo en un 6%, a pesar de que el estado les ha otorgado desde 2008 la mayor asignación de recursos desde la década de los 70”. Así como también señala que los inversionistas privados extranjeros se han llevado con la figura de repatriación 275.000 millones de dólares, un 4,8 veces más de lo que han invertido entre 1976 – 2018. Esto permite imaginar lo que ha pasado en estos últimos cinco (5) años bajo el gobierno de Nicolas Maduro y lo que seguirá ocurriendo con las políticas capitalistas que está aplicando el gobierno.

A pesar de los datos antes señalados, el gobierno apuesta a desarrollar una economía junto a la burguesía. Por eso la “política de recuperación económica, crecimiento y prosperidad” – del 20 de agosto 2018 -, le abrió un abanico de oportunidades al capital nacional y extranjero. Por eso, cínicamente, los capitalistas declaran las medidas y concesiones del gobierno muy positivas. Mientras, siguen cerrando empresas, bajando los niveles de producción y despidiendo trabajadores, beneficiándose de la inyección de divisas en euros del estado o la impresiónate cantidad de remesas que circula en el país. O de los nuevos mecanismos financieros –como la criptomoneda Petro– que el gobierno está decidido implementar.

Así mismo progresan los acuerdos y convenios con países del sudeste asiático (ASEAN) en consolidar las seis (6) Zonas Económicas Especiales (Fuente: Correo del Orinoco 20/11/2019, II Jornada de Asean en Venezuela). Estas zonas especiales significa brindar libre explotación laboral de los trabajadores venezolanos a los capitalistas nacionales y extranjeros.

¿Por qué la dolarización no puede resolver los problemas que sufrimos?

En el marco de estas políticas de concesiones a la burguesía, venezolana y extranjera, en las semanas pasadas también escuchamos del Presidente de la República declarar en un programa de televisión: "Ese proceso que llaman de dolarización puede servir para la recuperación y despliegue de las fuerzas productivas del país y el funcionamiento de la economía. Es una válvula de escape, gracias a Dios existe". Esto lo dice después que hace un año denunciaba a la derecha de querer aplicar esta medida, acabando con la moneda nacional, demostrando que era anti constitucional y capitalista.

Esta nueva posición adoptada, más que una válvula de escape, es un paño de agua tibia.Tanto la dolarización como el resto de medidas tomadas para contentar a los capitalistas, significan una nueva huida hacia adelante. La causa de la hiperinflación, el incremento de la pobreza, la desigualdad creciente que sufrimos los trabajadores venezolanos, no hay que buscarla en la moneda sino en el hecho de que los bancos, las grandes empresas y la tierra siguen en manos de los capitalistas. Estos prefieren especular con las divisas (sean bolívares, euros o dólares), y saquear la renta petrolera, a desarrollar las fuerzas productivas y crear empleo y riqueza porque les proporciona más beneficios.
El único modo de desarrollar la producción y acabar con la especulación, la hiperinflación y demás lacras que sufre la economía venezolana es expropiar toda esa riquezas, que producimos los trabajadores pero hoy manejan los capitalistas y burócratas, y ponerla bajo gestión directa de la clase obrera y el pueblo planificando democráticamente la economía para satisfacer las necesidades sociales.

Con las políticas que está aplicando el gobierno, la burguesía se frota las manos, observando como se cultiva un escenario propicio para seguir desangrando la riqueza del país, explotando a los trabajadores y acabando con todas las conquistas y mejoras alcanzadas antes y durante el gobierno de Hugo Chavez Frías.

Organizar al movimiento obrero para enfrentar la agresión capitalista y burocràtica con un programa revolucionario

El movimiento obrero, la juventud y el pueblo pobre requiere de un frente único de la izquierda, de dirigentes revolucionarios consecuentes con el discurso y la práctica, que construyan desde abajo, asistiendo a las fábricas, centros de trabajos, portones, calles, barrios y campos, relaciones directamente con los principales problemas, ayudando a impulsar la organización de asambleas y comités de acción independientes sobre la base de un programa de lucha marxista: revolucionario y socialista.

Este programa debe incluir entre otros puntos la expropiación de los bancos, las grandes empresas y la tierra bajo gestión directa de los trabajadores y el pueblo para arrancar el poder de manos de los capitalistas y burócratas y que pase a las de la clase obrera y el resto de los oprimidos. Sólo el pueblo salva al pueblo. Este programa, unido a un llamamiento a los compañeros y compañeras trabajadores y trabajadoras que están luchando en el resto de América latina y del mundo, desde México a Chile, de Bolivia a Colombia, a luchar juntos permitiría avanzar hacia la transformación socialista de la sociedad en todo el continente.

Únete a Izquierda Revolucionaria Venezuela e Izquierda Revolucionaria Internacional para defender estas ideas!


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