"Desean mejorar las condiciones de vida de todos los miembros de la sociedad, incluso de los más privilegiados. Por eso no cesan de apelar a toda la sociedad sin distinción, e incluso se dirigen con preferencia a la clase dominante"
Marx y Engels, El Manifiesto Comunista

Durante la última semana de enero más de 150.000 personas (entre ellas 27.000 jóvenes) se reunieron en el V Foro Social Mundial (FSM) en la ciudad brasileña de Porto Alegre con el lema: “Otro mundo es posible”. La gran asistencia es un síntoma evidente del cambio de ambiente que se está produciendo en toda América Latina que durante los últimos años ha experimentado, y aún experimenta, procesos revolucionarios que están sacudiendo no sólo todo el continente sino todo el mundo (Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela...).

El FSM se celebró por primera vez hace cinco años a la estela del movimiento antiglobalización que se inició en 1999 en Seattle y también como una alternativa al Foro Económico Mundial que se celebra en las mismas fechas y que agrupa a los principales representantes de la economía capitalista. En la organización del FSM participan organizaciones y asociaciones de muy distinto tipo. Desde movimientos sociales de masas como el MST (Movimiento Sin Tierra), organizaciones antiglobalización como ATTAC o sindicatos, como la CUT de Brasil; ayuntamientos como el de Porto Alegre (hoy en manos de la derecha) a varios ayuntamientos italianos, el gobierno federal de Brasil, empresas públicas brasileñas o empresas privadas como IBM, organizaciones confesionales (católicas y protestantes) y distintas fundaciones, como es el caso de la Fundación Ford, fundada por Henry Ford y que durante la guerra fría una de sus principales actividades fue la financiación de organizaciones anticomunistas.

Precisamente esta mezcla de organizaciones tan distintas confieren al FSM un carácter interclasista hablando constantemente de la “sociedad civil” y de este modo intentando borrar la división real de la sociedad en dos clases sociales antagónicas. Este hecho es decisivo para comprender el contenido de sus resoluciones y convocatorias, precisamente su composición y la preponderancia de organizaciones de carácter reformista se expresó en años anteriores con una invitación a “no asistir” a Fidel Castro, a no permitir la acreditación de parlamentarios de Herri Batasuna, a representantes de las FARC colombianas o del movimiento zapatista mexicano. En estos dos últimos casos los estatutos del FSM prohíben la participación de aquellas organizaciones que utilicen la lucha armada, algo que resulta paradójico porque una de sus principales denuncias es la ocupación imperialista de Iraq y ¿eso significaría que mañana el movimiento de resistencia iraquí no podría participar en el FSM porque lucha con armas en la mano contra un ejército imperialista de ocupación y si podrían hacerlo los colaboradores de la ocupación?

Aunque la situación es bien diferente con los miles de jóvenes y trabajadores que participan en el FSM, que buscan una alternativa revolucionaria a la barbarie de este sistema y que se expresó en sus silbidos a Lula (debido al incumplimiento de todas sus promesas) y el recibimiento entusiasta a Hugo Chávez, algo que levantó ampollas entre muchos de los “intelectuales” encargados de la organización del FSM.

El foro terminó con dos resoluciones que resumían las ideas y propuestas adoptadas por los participantes, la primera es el Llamamiento a los movimientos sociales a la movilización contra la guerra, el neoliberalismo, la explotación y la exclusión, por otro mundo es posible y la segunda lleva el título de Consenso de Porto Alegre. Doce propuestas para otro mundo posible. Uno de los principales temas de discusión fue el problema de la deuda externa en los países subdesarrollados ya que se ha convertido en un freno absoluto para su desarrollo y avance. El FSM propone la condonación de la deuda externa de estos países pero no dice de nada de cómo se pondría en práctica esta medida y por supuesto no propone ninguna otra alternativa para garantizar que a los pocos años estos países no vuelvan a estar profundamente endeudados debido a su dependencia de la manufactura, tecnología y equipamiento de los países capitalistas desarrollados.

Globalización con rostro humano

Defienden también lo que se ha convertido en los últimos años en un emblema del movimiento antiglobalización, la tasa Tobin, un impuesto del 1 % a los movimientos financieros especulativos internacionales para destinarlo a un “fondo de combate a la exclusión y la pobreza”, como prueba de lo que supondría esta medida es que George Soros, uno de los principales especuladores financieros del mundo, sea también uno de los principales defensores de la tasa. También proponen el desmantelamiento progresivo de los paraísos fiscales, algo que tampoco solucionaría nada porque los gobiernos capitalistas ya están creando paraísos fiscales dentro de sus propios territorios perfectamente legalizados vía reducción de impuestos o de cualquier otra forma. También defienden algo elemental para cualquier activista de izquierdas, el derecho al empleo, sanidad, educación y otros derechos sociales fundamentales para toda la población.

Uno de los principales debates este año ha sido el derecho a la libertad de información, denunciando el control y manipulación informativa de los medios de comunicación que impiden que podamos tener una información real de lo que ocurre en el mundo. Quizá uno de los mejores ejemplos es lo que ha ocurrido con la guerra de Iraq y donde hemos podido ver como los grandes medios de comunicación se han puesto al servicio del imperialismo para difundir su campaña de mentiras sobre “armas de destrucción masiva”, “lucha contra el terrorismo”, etc., pero la única solución que encuentran los organizadores del FSM es acabar con la “concentración de medios en grupos de comunicación... garantizar la autonomía de los periodistas frente a los accionistas... o promover medios de comunicación alternativos” y que esto quede en manos de “observatorios internacionales”. El problema es que mientras los medios de comunicación estén en manos de los capitalistas estarán al servicio de su sistema, independientemente del tamaño de su empresa y serán los que decidan las líneas editoriales de sus periódicos, si mañana un periodista se atreve a desafiarles simplemente le despedirán y contratarán a otro.

Carácter global de la lucha contra el capitalismo

La celebración del FSM es un gran paso adelante porque da a la lucha contra este sistema un carácter global pero su gran problema y debilidad es precisamente su intento de reformar este sistema, su intento de “humanizar” el capitalismo. Los problemas a los que nos enfrentamos los jóvenes y los trabajadores son muy concretos, están relacionados con la pobreza, con nuestras condiciones de vida, con la explotación en los centros de trabajo y estos problemas no necesitan respuestas y alternativas abstractas.

Es una equivocación pensar que el capitalismo puede ser más democrático y humano, que se puede reformar con controles sobre los movimientos de capital, con medidas proteccionistas. Quizá uno de los mejores ejemplos que demuestran la limitación de sus propuestas sea el caso de la ciudad de Porto Alegre. Esta ciudad se eligió precisamente sede del FSM porque fue la primera ciudad donde se llevó a la práctica el llamado “presupuesto participativo”. En 1989 el Partido de los Trabajadores ganó las elecciones municipales y puso en práctica el presupuesto participativo, según estas ideas el pueblo debería decidir dónde y cómo invertir el 10 % del presupuesto municipal. Pero en la medida que el otro 90 % seguía dependiendo de las grandes empresas y del gobierno eso supuso recortes y contrarreformas que finalmente hicieron perder la alcaldía al PT.

Pero llegó Chávez

Lo más importante de este FSM fue la asistencia de Hugo Chávez, que clausuró el FSM con un discurso en el que reconoció por primera vez que esta situación de barbarie y miseria sólo podrían terminarse con el final del capitalismo y la construcción del socialismo: “Cada día estoy más convencido, sin ninguna duda en mi mente y como han dicho muchos intelectuales, de que es necesario trascender el capitalismo. Pero el capitalismo no puede ser trascendido desde dentro del propio capitalismo, sino a través del socialismo, el verdadero socialismo, con igualdad y justicia”.

Y tiene razón. El capitalismo es un sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción y en el beneficio. La pobreza, el hambre, el desempleo, la desigualdad, la injusticia, la miseria... son algo innato a este sistema. La solución no está como piensan los organizadores del FSM en la democratización de organizaciones internacionales como el FMI, la OMC o la ONU, precisamente una de las propuestas fue el traslado de la sede de la ONU a un país del hemisferio sur, concretamente a Jerusalén, o en quitar cuota de poder a las multinacionales. La única alternativa es acabar con el capitalismo y poner toda la riqueza creada con nuestro trabajo al servicio de toda la humanidad.

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