Una mirada superficial a las cifras macroeconómicas podría convencernos de que el capitalismo español es una potente locomotora, en condiciones de luchar con ciertas ventajas en el mercado mundial contra el resto de las potencias de su entorno. Mient Una mirada superficial a las cifras macroeconómicas podría convencernos de que el capitalismo español es una potente locomotora, en condiciones de luchar con ciertas ventajas en el mercado mundial contra el resto de las potencias de su entorno. Mientras la poderosa e industrializada economía alemana –tercera en el ranking mundial, tan sólo por detrás de EEUU y Japón- ha atravesado un período de estancamiento económico, el Estado español lleva más de una década de incremento constante del PIB.

Las empresas españolas están obteniendo beneficios records: en 2005 las no financieras los aumentaron un 26,2% respecto al año anterior; mientras tanto, la banca duplica la cifra anterior, consiguiendo un incremento del 52% en 2005. Sólo entre los seis bancos más importantes sumaron 13.240 millones de euros de beneficios el pasado año.

Si la fortaleza del capitalismo español se midiese por la proyección exterior de las multinacionales españolas, se podría afirmar que en los últimos años esta ha experimentado avances sustanciales. Durante la década de los 90, el capitalismo español a través de empresas como Repsol YPF, Endesa, Iberdrola o el BBVA, ha adquirido en América Latina una posición de dominio sobre sectores estratégicos como el gas, el petróleo, la banca o las comunicaciones, compitiendo directamente con la potencia imperialista por excelencia: EEUU.

Pero, no es oro todo lo que reluce en la economía española.

Crecimiento PIB Estado español Crecimiento PIB 2005

Año Tasa variación interanual (%) Año Tasa variación interanual (%) País Tasa variación interanual (%)

2005 3,4 2000 5 EEUU 3,5

2004 3,1 1999 4,7 Japón 2,8

2003 3 1998 4,5 Alemania 1,1

2002 2,7 1997 3,9 Francia 1,4

2001 3,5 1996 2,4 R. Unido 1,8

Fuente: INE Fuente: La Caixa

Un crecimiento marcado por la baja productividad y el incremento del déficit exterior

En las economías desarrolladas el índice de productividad del trabajo es clave para medir su solidez y potencia. Se trata, ni más ni menos, de la capacidad de obtener de la fuerza de trabajo humana la mayor rentabilidad posible, producir más en menos tiempo, para obtener así productos manufacturados muy competitivos. En este aspecto clave, la economía española muestra una extrema debilidad: es el país de la Unión Europea (UE) que más ha retrocedido en los últimos 15 años, quedando en 2005 como penúltima economía en el ranking europeo de incremento de productividad, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En comparación con la economía más poderosa del planeta, la productividad de la economía española es sólo un 78,9% de la de EEUU.

Si bien es cierto que hay que considerar otros factores de considerable peso como la subida de los precios del petróleo, la baja productividad tiene una parte importante de responsabilidad en el incremento del déficit exterior. Si en 2004 esta relación deficitaria con el mercado mundial alcanzó una cifra equivalente al 5,3% del PIB, en el 2005 se ha alcanzado la peor cifra de los últimos 30 años: un déficit del 7,6%.

La clase capitalista de nuestro país, flanqueada en su discurso por más de un dirigente sindical, intentan presentar esta debilidad de “nuestra” economía como una responsabilidad de la clase obrera. “Sois poco productivos” dicen, para seguidamente defender la necesidad de incrementar los ritmos de trabajo y la jornada laboral, a la vez que dan una nueva vuelta de tuerca a la reducción de salarios. Esa es, supuestamente, la mejor receta para incrementar la competitividad de la economía española. En definitiva, el mismo discurso patronal de los últimos treinta años.

Reducción de los salarios y sobreexplotación: el ABC empresarial

Lo cierto es que en el Estado español la clase obrera trabaja y mucho, hasta 2,3 horas semanales por encima de la media europea. ¿En qué condiciones? Si sumamos el desempleo, el empleo temporal y a tiempo parcial, resulta que casi el 50% de la población activa está dentro de lo que se puede considerar precariedad. Si en lo que a jornada y flexibilidad laboral se refiere las condiciones son draconianas, los salarios no salen mejor parados.

El Indicador Laboral de Comunidades Autónomas realizado por IESE-Adecco (la Escuela de negocios de la Universidad de Navarra y la mayor ETT del país, respectivamente), informaba el pasado febrero que el salario medio ha descendido por quinto trimestre consecutivo. De esta manera., el informe lanza una demoledora conclusión: hacia junio de 2006 el salario medio se situará en 1.541 euros, que tras descontar el efecto de la inflación, supone estar en los mimos niveles que en ¡¡¡1997!!!

Es decir, en diez años prácticamente el salario medio no ha crecido nada, mientras los beneficios empresariales se han multiplicado un 200%.

Si esto no es suficiente, los cuadros siguientes demuestran como es una falsedad relacionar la cuantía de los salarios con el crecimiento de la productividad. Salarios que duplican a los españoles no han impedido un mayor incremento de la productividad.

Salario Mínimo 2005 (en euros) Aumento productividad del trabajo en 2005

Estado español 599 UE-25 1,6

Reino Unido 1.244 Estado español 0,9

Francia 1.218 Reino Unido 2

Portugal 437 Francia 1,8

Fuente IESE-Adecco Portugal 1,4

Fuente Comisión Europea

Si buscamos sobre quién recae la responsabilidad de la escasa competitividad del capitalismo español respecto a las economías más desarrolladas, tenderemos que dirigir nuestra mirada a los empresarios, que a pesar de obtener multimillonarios beneficios en los últimos años se encuentra en puestos de cola en inversión tecnológica. Basten los siguientes datos del INE: el Estado español, Italia y Portugal aportan el 22% del PIB comunitario y suponen casi la cuarta parte de la población de la UE-25, pero tan sólo ejecutan el 12% del gasto de I+D de la Unión y sus investigadores son menos del 16% del total. El capitalismo español, parasitario y dependiente, no va a invertir más en tecnología por que los dirigentes sindicales se lo supliquen. Si a través de los acuerdos con CCOO y UGT obtienen estos resultados en materia salarial y de contratación, ¿para que invertir en tecnología?

Boom de la construcción: de clave del éxito a detonante de la crisis

Uno de los aspectos a los que los especialistas en economía están dedicando mayor atención es la construcción. No es para menos. En el Estado español en 2005, este sector acaparó el 60,6% de las inversiones y representó casi el 12% del empleo total. Sin embargo, a pesar del crecimiento vertiginoso de los beneficios, la prensa burguesa destila precaución y preocupación en lugar confianza. El hecho es que la burbuja inmobiliaria, que ha alcanzado dimensiones descontroladas en varios países avanzados entre los que el Estado español se encuentra en lugar destacado, es un ejemplo del carácter extremadamente especulativo y frágil del capitalismo del siglo XXI. La escasa rentabilidad de la inversión en ramas clásicas de la producción, en las industrias extractivas, la siderurgia, la automoción, el textil, incluso en las nuevas tecnologías después del crac de las punto com. han orientado la abundante liquidez de capital hacia la especulación inmobiliaria.

Por un lado, esta afluencia masiva de capital al sector ha alimentado la sobrevaloración del precio de las viviendas que, según el Banco de España, rondaba ya el 35% en 2004. Es decir que ¡más de una tercera parte del valor de la vivienda es ficticio!. Por otro, la compra de dichas propiedades sobrevaloradas se ha basado fundamentalmente en créditos hipotecarios, es decir, en una riqueza hipotética que las familias todavía no poseen, sobre deudas que dichas familias necesitarán décadas para saldar. Esa es la cuestión central, el boom inmobiliario no tiene bases sanas ni sólidas. No está basado en un aumento del poder adquisitivo de la clase obrera, es decir, una familia que incrementa ampliamente sus gastos al comprar un vivienda, porque incrementa en igual manera sus ingresos. Por el contrario, el explosivo crecimiento del sector inmobiliario se basa fundamentalmente en un endeudamiento salvaje de las familias, que recurriendo nuevamente a cifras del Banco de España, se sitúa en el 110% de la renta bruta disponible. Esta situación explica por qué uno de cada dos hogares tiene dificultades para llegar a fin de mes, o como a pesar de que en el Estado español se registra la tasa de paro más baja desde los años 70 y el crecimiento económico mayor de su entorno, 7 de cada 10 trabajadores temen perder su empleo.

Aquí esta el auténtico talón de Aquiles de la economía española: un endeudamiento masivo para una economía cuyo PIB depende en un 60% del consumo interno. Cientos de miles de familias trabajadoras destinan un porcentaje elevadísimo de sus ingresos mensuales a pagar una hipoteca; si se produce un cambio de coyuntura, aunque sea superficial: una subida de tipos de interés, un recorte salarial o la pérdida del puesto de trabajo de uno de sus miembros, el conjunto de la economía familiar puede dar al traste.

La otra cara de esta moneda son las grandes fortunas amasadas en estos años a costa de la salud y la vida de nuestra clase. El alto grado de siniestralidad laboral del Estado español, que es en si mismo una denuncia incontestable del carácter reaccionario y explotador de su burguesía, alcanza cotas extraordinariamente sangrientas entre la patronal de la construcción: este sector, que representa el 12% del empleo y cuenta con un 44,6% de eventualidad, concentra el 26,7% de los accidentes laborales.

Accidentes laborales sector no agrario 2005

Mortales Graves Leves

Industria 199 2.366 236.616

Construcción 309 3.084 238.231

Servicios 386 3.440 385.310

Total anual 894 8.890 860.157

Media diaria 2,4 24,4 2.356,6

Fuente Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales

Con el descenso del crecimiento aflorarán todas las debilidades estructurales

Lo cierto es que estos años de crecimiento exuberante han dejado una profunda huella en la propia estructura del capitalismo español. En febrero podíamos leer en 5 Días al respecto: “la expansión ha estado acompañada de una continua ganancia de presencia de la inversión en construcción en el PIB, desde el 11,5% de 1997 hasta el 17,3% en 2005. La producción de mercancías ha visto descender su participación desde el 25% de 1997 hasta el 19,3% en 2005 ... La financiación inmobiliaria que suponía en 1997 menos del 40% de la financiación del sector privado, ha subido hasta el 58% en 2005.”

Estos datos reafirman la perdida de peso de los sectores productivos en la economía española en beneficio de la especulación. Una crisis de la construcción tendría una onda expansiva tremendamente negativa que arrastraría en su caída al conjunto de la economía, incluyendo los grandes bancos. En la actualidad la banca española tiene comprometidos en créditos hipotecarios nada menos que 425.149 millones de euros, y tal como ha advertido el Banco de España, una parte de ellos serán incobrables

La experiencia de Japón en 1991 es enormemente aleccionadora. Los precios se desplomaron un 50% y necesitaron más de una década para iniciar una lenta y suave recuperación. Semejante caída, no sólo arruinó a familias trabajadoras incapaces de hacer frente a sus deudas hipotecarias, arrastró también a la banca y a importantes empresas vinculadas con la construcción, la publicidad y venta de inmuebles.

Aunque sea de pasada, no podemos dejar de enumerar otros dos factores de gran peso amenazados también por oscuros nubarrones: el turismo y las ayudas de la UE. Respecto al primero se puede decir que a pesar de no haber sufrido todavía un retroceso digno de mención, sus efectos positivos sobre el conjunto de la economía se están reduciendo. Tradicionalmente los ingresos obtenidos por esta actividad jugaban un importante papel ya que servían para paliar buena parte del déficit exterior de la economía española. Pero en 2005 el turismo sólo cubrió el 38,3% del déficit exterior acumulado, cuando el año anterior había cubierto hasta un 56,7%.

Es ampliamente conocido que las subvenciones de la UE han tenido un peso significativo en el índice de crecimiento del PIB de las dos últimas décadas. Se calcula que gracias a ellas se ha obtenido una tasa de crecimiento adicional en la economía española del 0,38% anual.

Los presupuestos comunitarios del 2007-2013, reflejando el precario crecimiento económico de las principales potencias europeas, están marcados por los recortes y el enfrentamiento encarnizado entre el capitalismo alemán, francés y británico por llevarse la tajada principal de los mismos. A ello, el Estado español debe sumar la entrada de nuevos socios, los antiguos PECOS, como Bulgaria, Eslovenia, Polonia o Rumania, que van a transformar a la economía española, en un plazo de tiempo no muy largo, de receptora de ayudas a proveedora neta de fondos.

Para complicar aún más las perspectivas del capitalismo hispano, las masivas inversiones de multinacionales españolas en América Latina se enfrentan a tiempos turbulentos. Los buenos, tranquilos y rentables negocios iniciados en los 90 al otro lado del océano, empiezan a sufrir los primeros embates de la revolución. Sabiamente, las masas de América Latina, no consideran a los dueños del BBVA, Endesa o Telefónica, legítimos dueños de su gas, petróleo o telecomunicaciones. Como auténticos forajidos, estos elegantes hombres de negocios, 100% españoles, se adueñaron a precio irrisorio de las industrias estatales más rentables, desde el gas, el petróleo, las telecomunicaciones, levantadas gracias a costosas inversiones públicas. Gracias a estas privatizaciones masivas, que la burguesía latinoamericana llevó a cabo al dictado del FMI y el BM, el capital español ha obteniendo beneficios astronómicos de unas empresas en las que no invirtieron previamente sus capitales. Las masas que han protagonizado movimientos revolucionarios en Venezuela y Bolivia, han puesto en el centro del debate político las renacionalizaciones de estas empresas, y esta posibilidad esta más cerca que nunca de llevarse a cabo.

La futura crisis de la economía española prepara una explosión de la lucha de clases

La experiencia en América Latina está demostrando que el factor de la lucha de clases en un momento determinado se convierte en decisivo. En su discurso al III Congreso de la Internacional Comunista en junio de 1921, el revolucionario ruso León Trotsky se expresaba de la siguiente manera: “La evolución económica no es un proceso automático. Hasta aquí he hablado de las bases de la producción, pero las cosas no se quedan ahí. Sobre estas bases viven y trabajan los hombres, y es para estos hombres para quienes la revolución se realiza.”

Es seguro, que todos los recortes y ataques que estamos sufriendo en esta etapa de crecimiento económico, se multiplicarán y recrudecerán cuando llegue un período de retroceso económico. Sin necesidad de recesión son miles los puestos de trabajo que se han destruido y se pretenden destruir: SEAT, Nissan, TVE, BASF, Hewlwtt Packard, Volkswagen... son algunos ejemplos de una larga lista. La burguesía española intentará compensar la debilidad de su capitalismo nacional destruyendo miles de empleos, sobreexplotando a la clase obrera, aumentando la extracción de plusvalía relativa y absoluta. Pero, como decía Trotsky, esta es sólo una cara de la moneda. La otra es la resistencia de las masas a estos planes, como ha demostrado la rotunda victoria de la clase obrera y la juventud francesa contra el CPE. Ese es el camino a seguir.

Las medidas adoptadas hasta el momento por el gobierno PSOE en materia económica no son más que la puesta en práctica del programa de la burguesía. Utilizando como luz de gas el alto el fuego de ETA, la aprobación del Estatut, leyes publicitadas hasta la saciedad como la de igualdad, matrimonios del mismo sexo o contra la violencia doméstica, y el repliegue de las tropas de Iraq, el núcleo económico del gobierno, vinculado directamente a los grandes bancos y corporaciones capitalistas, está tomando decisiones de gran calado. Desde el mantenimiento del superávit presupuestario de 10.000 millones de euros en 2005 a costa de reducir los gastos sociales; la rebaja de la presión fiscal a las empresas, reduciendo el impuesto de sociedades y ampliando las cotizaciones de los asalariados; la amnistía a las grandes fortunas que se mueven a través de las sociedades de capital variable y que tan sólo tributan al 1%; o el intento de destrucción de más de tres mil puestos de trabajo en RTVE, como ya hicieran en el sector naval al comienzo de la legislatura, el gobierno del PSOE está haciendo los deberes que imponen los capitalistas españoles.

Frente a esta situación, el 34% de temporalidad después de dos años de gobierno, y la moderación salarial conviviendo con beneficios empresariales records demuestra que, si aceptas las reglas del juego del sistema, tienes que aplicar en los aspectos fundamentales la política de los que realmente mandan bajo el capitalismo. Por el momento, los dirigentes sindicales de CCOO y UGT están intentando amarrar un pacto de paz social con el gobierno, incluyendo la posibilidad de una nueva contrarreforma laboral. Pero como siempre, esto no es más que la superficie. Detrás de toda esta fachada, la frustración, el descontento, y la rabia se acumulan.

Las imágenes de los enfrentamientos violentos de los trabajadores de Volkswagen en Pamplona con la ertzaintza, muestran el carácter explosivo que tendrá las próximas batallas de la clase obrera. Después de años de movilizaciones masivas contra los gobiernos de la derecha, el movimiento obrero tendrá que tomar con las dos manos la tarea de defender sus empleos, sus salarios y sus condiciones de vida. La escuela del reformismo sin reformas, una escuela dura y muchas veces traumática, forjará una nueva generación de luchadores.


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